PLENO
EXTRAORDINARIO
VIOLENCIA DE
GÉNERO
Pozoblanco, de 27 de Octubre de 2014
RELATO SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO
Mi historia comienza hace dos años. Yo era una chica
de dieciséis años, alegre, simpática y divertida, a la que le iban muy bien los
estudios. Mis metas estaban puestas en la realización de “gestión de empresas”,
pues mi familia tenía una mediana empresa que a mí me gustaría gestionar el día
de mañana.
Mi vida
transcurría feliz entre estudios, deporte y amigos/as.
Cuando me
encontraba estudiando 2o de Bachillerato, conocí a un chico tres
años mayor que yo. Él trabajaba en telefónica, cuya central estaba en Córdoba,
pero él era de Montoro, un pueblo cercano al mío, Villa del Río.
Desde un
principio congeniamos. Nos veíamos los fines de semana.
Terminé
Bachillerato y me presenté a la Selectividad. Pero al no aprobarla en Jumo me
tuve que presentar en Septiembre.
Mis relaciones
con Juan Ignacio, pues así se llamaba, iban muy bien, aunque ya empezaban a dar
signos de “celos”, pues cuando me veía charlar con otros amigos, siempre me
arrancaba de ellos tirándome del brazo diciéndome: “¿Qué hacías? Parecía que te
lo pasabas muy bien. No quiero verte más con ellos.”
Siempre tenía
algún reproche para mis amigos/as.
Así, poco a poco
me fue apartando de mis amistades, para conseguir que estuviese sólo con él. Yo
me daba cuenta de lo que estaba pasando, pero era como un imán que me mantenía
unida a él. Aprobé la Selectividad en Septiembre, con lo cual me quedaron pocas
posibilidades para estudiar donde yo quería. Pude entrar en la Universidad de
Murcia. De esta manera, me sentiría más alejada de Juan Ignacio y estaría más
libre para relacionarme con otras personas.
Empecé a
estudiar en Murcia y me sentía muy feliz. Tenía nuevos amigos/as con los que me
divertía. Mi vida había cambiado, y yo era quien quería ser, sin nadie que me
impusiera nada ni me diera órdenes.
Cuando llevaba
de curso dos meses, Juan Ignacio se presentó en la Universidad. Sentí alegría
al verlo y al mismo tiempo volvió a aparecer en mí ese vínculo de unión hacia
él. Le habían dado el traslado a Murcia y venía a proponerme que nos fuéramos a
vivir juntos y así compartiríamos gastos. Le dije que me dejara pensarlo unos
cuantos días. Durante esos días no dejaba de ir a esperarme a la Universidad,
hasta que logró convencerme de que me fuera con él.
Durante un tiempo, todo era perfecto. Salíamos con mis
compañeros, íbamos al cine, etc. Hasta que un día al volver de cenar con unos
amigos, empezó a insultarme y a decirme que yo no era nadie para andar
flirteando con unos y otros. Me encerré en mi habitación y no salí hasta la
mañana siguiente, después de haber estado toda la noche llorando y sin dormir.
Cuando me levanté, ya no se encontraba en el piso. Me
arreglé y me fui a la Universidad. Allí no era capaz de concentrarme, pensando
el por qué de esos cambios que sufría en cuestión de minutos. Llegué a la
conclusión de que no quería que estuviese nada más que con él, sin que hubiera
nadie a mi alrededor.
Comí en la
Universidad y al anochecer volví al piso temiendo encontrarme con él. Abrí la
puerta e intuí que todavía no había llegado. Me duché y cuando me disponía a
hacer la cena, sentí que la puerta se abría. Llegó con un ramo de flores y me
pidió perdón, porque ni él mismo sabía lo que le pasaba. Yo le perdoné y le
dije que la próxima vez que se repitiera, no lo perdonaría, cogería mis cosas y
me iría, pues no aguantaría que dudara de mí y me hiciera sentir que no era
nadie.
Pasaron los
días, las semanas y todo iba más o menos bien hasta que un día me invitaron a
cenar con unos compañeros/as. Cuando me estaba arreglando se presentó en la
habitación y me dijo que yo no iría a ninguna parte, que todos mis compañeros
eran una pandilla de inútiles que no servían para nada y que yo no me movería
de allí.
Yo le dije que
todo lo que decía era mentira y que el único inútil era él, pues no sabía
aceptar las amistades de otros y que a mí no me volvería a prohibir nunca más
nada. Se adelantó y me levantó la mano, pero yo tenía cerca un joyero y se lo
tiré dándole en la cabeza. Cogí mi bolso y salí corriendo.
Aquella noche le
conté lo que me pasaba a mis compañeros/as. Decidieron ayudarme para que me
pudiera librar de esa persona, que tan mal me había hecho sentirme.
Me quedé a dormir en casa de una compañera y a la
mañana siguiente me acompañaron para recoger mis cosas y quedarme a vivir con
ella hasta que terminara el curso. Para el próximo curso solicitaría el cambiar
de Universidad y comenzar una vida nueva lejos de aquel chico que tan mal me
había tratado y esperando que nunca supiera donde me encontraba.
Isabel Mª García Jurado
4º ESO del IES Ricardo Delgado
Vizcaíno.
27 de octubre, mujer asesinada en Almería.
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